«Ha sido todo un éxito. Nuestros objetivos se han cumplido. Mucha gente ha venido al Prado este año por primera vez y estamos muy contentos[1]».
Esta es la valoración que hace Miguel Falomir, director del Museo del Prado, de las 3.353.685 personas que han visitado el museo en el año de su Bicentenario. Sabiendo que superar 2016, año de la exposición de El Bosco y anterior cifra récord, es meritorio, pensaba que el aumento sería algo mayor. De forma breve, expongo cuáles son para mí las razones que lo explican.
¿Y por qué esperaba que fueran más las personas que se hubieran acercado este año al Museo del Prado? En parte, porque el propio Falomir ya había anunciado, semanas atrás, una nueva cifra de récord de visitantes, pero, sobre todo, el Prado ha estado hasta en la sopa: una difusión sin precedentes, que ha sido posible por un esfuerzo colectivo comandado por todos los medios.
Asimismo, este nuevo récord va a ser muy complicado de mantener, el presupuesto va a ir destinado al Salón de Reinos y, ni de lejos, va a disfrutar del mismo escenario propagandístico.
El proyecto de Norman Foster y Carlos Rubio fue el elegido para la rehabilitación del Salón de Reinos
El Museo del Prado ha apostado por un gran despliegue de actividades y eventos, así como creo que las exposiciones han estado bien pensadas: Se han utilizado los dos gran baluartes: Goya y Velázquez, la segunda retrospectiva sobre mujeres pintoras o aprovechar la restauración de La Anunciación.
Historia de dos pintoras: Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana, muestra central de las exposiciones programadas por el museo por su Bicentenario
Pero, quizá, se ha echado de menos una mayor cantidad de préstamos realmente impactantes, como, por ejemplo, La dama del armiño; o que la exposición que celebraba los 200 años de historia del Museo del Prado haya estado integrada en su mayor parte por obras del museo.
La dama del armiño, una de las más relevantes y cambiantes atribuciones de los últimos tiempos
Para mí el Rijksmuseum ha conseguido mejores obras que el Prado en su Bicentenario para su versión de ‘Miradas afines’, lo cual es relevante. Aunque, por supuesto, ha habido obras muy emblemáticas que hemos podido ver como Los síndicos de los pañeros.
Rembrandt, Los síndicos de los pañeros, Rijksmuseum, 1662
No creo que sea el único amante del museo que ve nubarrones en cómo se han hecho las cosas. Creo que la muestra por los 200 años quedó en menos de lo que se esperaba, pero lo más importante y, por tanto, el gran fiasco es no poder celebrar ninguna adquisición y donación a la altura. Por no decir que se ha perdido la oportunidad de convencer en meter dinero en el museo ─al margen de la interminable cuestión de la Ley de Mecenazgo─.
Museo del Prado 1819-2019. Un lugar de memoria, la exposición que inauguró el Bicentenario
Pero es indudable que el museo, gracias a su Bicentenario, ha estrechado lazos con la ciudadanía a partir del despliegue especial por los 200 años y eso creo que es lo importante.
Notas:
[1] «El Museo del Prado bate su récord histórico de visitantes con el Bicentenario: 3,3 millones», El Español, [https://www.elespanol.com/cultura/arte/20191219/museo-prado-record-historico-visitantes-bicentenario-millones/453205171_0.html] (Consultado el 19 de diciembre de 2019).