La sala 64 del Museo del Prado es una de las más visitadas del museo, ya que de sus paredes cuelgan dos obras capitales de la producción de Goya, El 2 de mayo de 1808 en Madrid y El 3 de mayo de 1808 en Madrid, o, si lo prefieren, La lucha contra los mamelucos y Los fusilamientos, que anuncian ─en los planteamientos formales─ la última etapa de Goya, marcada por Las pinturas negras. Pero me atrevo a decir que no se han convertido en iconos por esta razón, sino por mostrar el horror ─en su forma más cruda─ del enfrentamiento bélico.