«La libertad es una librería», escribió Joan Margarit. Se ha hecho habitual toparse con esta especie de eslogan. No debe extrañar, pues fue promovido con el fin de apoyar a las librerías y el mundo del libro. No pretendo esbozar qué suponen para mí las librerías. De forma contundente declaro que, por numerosas razones, no concibo la vida sin ellas. Si me ocurre esto es porque asociaría la mencionada desaparición a una peligrosa pérdida de sentido común, civismo, pausa e incluso esperanza. Mas siempre procuro mantenerme alejado de posiciones «Mr. Wonderful»; y más en este tema: la situación no es fácil para las librerías. Por eso este texto. Por eso mis «humildes proclamas» en la red social Twitter. Y por eso, en la misma calle, cuando estoy teniendo una conversación con alguien que quiere comprar un libro, le animo a que lo haga en una librería. Apuesto a que le gustará la experiencia. No me enrollo más. Aquí mis diez librerías favoritas de mi ciudad, Madrid.