¿Qué nos puede ofrecer el Museo Nacional del Prado y la apertura extraordinaria tras la Covid-19?

Hace unos días se hizo un anuncio que los apasionados de la cultura ansiábamos, la reapertura de los tres museos más célebres de nuestro país: el Prado, el Reina Sofía y el Thyssen-Bornemisza. Sobre todo, y a pesar de que estamos lejos de volver a una normalidad que es muy difícil de recuperar tras lo devastadora que ha sido ─y sigue siendo─ la crisis sanitaria, nos hace pensar que salimos a poquito del agujero vital de estos meses. Por lo que ha sido esta mañana cuando se nos ha contado cómo va a ser esta apertura extraordinaria en el Museo del Prado. En primer lugar, y, seguramente, lo más importante: este planteamiento actual será ─a día de hoy─ así hasta septiembre. No me interesa contar qué obras vamos a ver y cómo vamos a hacerlo; el propio museo y los medios han hecho una cobertura fantástica, que incluye una explicación detallada sobre las 250 obras que el visitante podrá admirar en su visita. Es una obviedad, pero, probablemente, no volveremos a ver el Museo del Prado así. Esto es lo que me interesa. Por lo que este texto contiene una breve reflexión sobre la «la mejor exposición temporal que quepa imaginar»[1].

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